La longitud de este lagarto pudo llegar a ser de más de 100 centímetros, mientras que el grosor del animal no pudo sobrepasar los 140 centímetros, si es que la medición se realizaba desde la cola hasta el otro extremo de su cuerpo.

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Sobre su cráneo podemos indicar que resultaba ser de un tamaño considerable y contaba además con un volumen también mayor, pero el peso que tenía era necesario que se redujese para así poder facilitar el vuelo.

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Es por este motivo contaba con depresiones o agujeros dentro de la misma estructura de la cabeza, lo que le daba al animal mucha mayor agilidad y sobre todo le restaba peso.

Sobre estas famosas cavidades, el propio Richard Owen realizó un comunicado dando a conocer al mundo científico lo interesante de esta cualidad, y es que él mismo se encontraba realmente asombrado.

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El asombro de este gran paleontólogo fue debido al hecho de que no había existido otro animal conocido, dentro de los vertebrados, que tuviera tan poco volumen teniendo en cuenta el tamaño de sus elementos óseos.

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Además de eso, se dio a conocer que la masa cerebral no era tan grande como al inicio se llegó a creer, mientras que también se llegó a encontrar una serie de cualidades primitivas que otros reptiles antiguos presentaban.

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Sobre la estructura del hocico podemos decir que se trataba de una región con mucha resistencia, pero también estaba dotada de mucha flexibilidad, dentro de esta estructura  pudo situarse una especie de bolsa conformada por membranas, en la zona inferior de la misma, que más adelante daría lugar a un pico.